La infancia y el libro en México
Por Maru Reyes
La infancia y el libro en México
Por Maru Reyes
Soy mediadora de lectura, me apasiona leer en voz alta y tengo 16 años trabajando con comunidades escolares, donde el propósito es acercar a la niñez al gusto por los libros en un entorno amigable, con libros que apelen a su inteligencia; para propiciar un diálogo que les permita analizar, cuestionar, hablar, reflexionar y finalmente acercarlos a la experiencia de escribir o manifestarse artísticamente como respuesta a su encuentro con cada texto.
Durante este tiempo, he observado que el desconocimiento de libros para la niñez de acuerdo con su etapa lectora y/o la ignorancia de que éstos no solo existen en la escuela, aleja a las infancias del encuentro amable, generoso y grato con la cultura escrita; entonces se cancela de alguna manera "el querer acercarse a los libros sin ser una obligación" y el crecimiento como lectores se ve completamente suspendido.
🌱Desde la niñez se pueden sembrar con más seguridad semillas ( de la cultura escrita) que germinarán a los grandes lectores del mañana. 📖
¿Cómo preparar el jardín para ver crecer árboles frondosos que den frutos de lectores apasionados por la lectura?
Además que sean analíticos-críticos, reflexivos con la capacidad de escribir y plasmar sus propias ideas.
Mi recomendación a la hora de acercar un libro a las infancias. Es importante considerar sus gustos, pensar que generalmente, para los de edades pequeñas (hasta 7 años) les es más fascinante los textos breves, ilustraciones de tamaño grande y colores llamativos; para niños entre 8 y 9 años, pueden serles atractivos los animales humanizados, los textos no deben ser tan extensos, y en los niños entre 10 y 12 años, los colores de las ilustraciones ya no son tan brillosas, el tamaño de la tipografía es más pequeña y la extensión de los textos es más larga.
Tip: Es bueno observar las ilustraciones de las portadas de los libros, denotan las edades a los que van dirigidos los textos. También hay materiales para los bebés: plastificados para meterlos a la tina de baño, con puntas redondeadas para evitar que se corten. Hay libros con poco texto o sin él, es importante que los niños conozcan porque su riqueza también está en la calidad del trabajo del ilustrador.
Es indispensable que la niñez escuchen leer a los adultos, que les regalen su tiempo en un espacio cálido, amable porque de esta manera harán memorables los encuentros con los libros. Felipe Garrido dice que “la lectura en voz alta, es un acto de amor”.
Es una labor titánica pero no imposible, depende de adultos que estén convencidos que el amor por la lectura no nace, se crea; se siembra y es importante cuidar y acompañar a la infancia en el proceso.
A las escuelas públicas de nivel básico les abastecieron desde finales de los años 80 un amplio y variado acervo bibliográfico denominado “Libros del Rincón” donde un entusiasta equipo de conocedores de la literatura infantil, liderado inicialmente por Marta Acevedo, trabajaron en los centros de enseñanza para abastecer las bibliotecas escolares y de aula, y así fomentar la lectura en niños y niñas; a la entrega de libros se sumaron capacitaciones y talleres para docentes y se fortalecieron los promotores de lectura, en la misma Secretaría de Educación Pública. El Programa Nacional de lectura (PNL) parecía robustecerse con el 11+1 y posteriormente 11+5, acciones que pretendían incorporar cada vez más a la comunidad en actividades que generaran acercamientos significativos a la cultura escrita.
Sin embargo, con el paso del tiempo, en muchas escuelas los libros terminaron encerrados en vitrinas, en anaqueles de los maestros (guardados bajo llave), llevados al anonimato en cajas u olvidados en las bibliotecas que en lugar de ser un encuentro con la palabra escrita, se convirtieron en bodegas, espacios sucios y polvosos; incluso algunos libros se perdieron, se humedecieron, se llenaron de hongos y tuvieron que desecharse.
Es importante resaltar que hoy en día aún hay docentes frente a grupo, directores, supervisores, padres de familia, promotores de lectura que buscan que los niños y las niñas tengan encuentros amigables con los libros. Habilitan espacios para tener sus bibliotecas escolares y de aula, dan movilidad al acervo con el préstamo a domicilio, les leen en voz alta, hacen círculos de lectura, invitaciones a autores.
Sería ideal que las escuelas públicas y privadas se contagiaran de estas energías, que los padres de familia que aún no tienen por hábito leer con sus hijos redirigieran la mirada de la importancia de que también la lectura requiere cuidado y acompañamiento, que generar espacios adecuados para esta práctica es vital para que los niños y las niñas tengan una mirada cercana con los espacios y materiales de lectura porque de ello depende en gran medida su vida lectora.